lunes, 30 de enero de 2012

Depresión Posparto

Muchas madres admiten haber sentido momentos de altibajos emocionales durante su periodo posparto temprano. Estímulos mínimos pueden provocar episodios de llanto que suelen ser breves y vienen seguidos de un regreso a un estado de ánimo positivo. Esta etapa, usualmente transitoria, se ha atribuido a los inmensos cambios hormonales que provoca la expulsión de la placenta, aunque no hay estudios que confirmen esto. El tratamiento es escuchar a la madre, darle refuerzo, ayudarla a que pueda descansar más, y un poquito de jarabe de tiempo. Esto no es depresión posparto. El único peligro es que algún médico, visitado recientemente por algún propagandista de drogas antidepresivas, quiera jugar al psiquiatra y le recete una de esas drogas. Ha medicalizado innecesariamente un evento fisiológico y ha desencadenado un torrente de posibles consecuencias.

La depresión posparto verdadera SÍ OCURRE, sin embargo, y contrario a lo que podamos pensar, puede ocurrir en madres lactantes, aunque usualmente en mujeres con problemas psiquiátricos que antecedieron al embarazo. En un estudio realizado por Lowe en el 2007 (citado en Kendall-Tackett, 2008) se encontró que dos de cada tres nuevas madres tuvieron síntomas de depresión en las dos semanas previas al estudio.  Kendall-Tackett (2008) menciona que 10-20% de las madres van a desarrollar depresión posparto y en poblaciones de alto riesgo este porcentaje puede llegar a ser de 40% a 50%.  Lawrence cita a Coble y Day en que la incidencia de desórdenes psiquiátricos aumenta dramáticamente en el periodo posparto, con 50-75% de desórdenes afectivos, 10-20% de esquizofrenia, 2-12% de desórdenes orgánicos, y 12% de desórdenes de ansiedad. No se ha podido demostrar un patrón único de enfermedad mental en mujeres puérperas comparadas con no-puérperas. El riesgo relativo de enfermedad psiquiátrica seria cuando está precedida por un parto es de 15x. La causalidad para esto, sin embargo, no queda clara, y es probablemente multifactorial. Factores de ambivalencia o negación con respecto al embarazo, conflicto de roles, falta de apoyo emocional y logístico pueden ser parte del cuadro.

Se ha estudiado el impacto de la depresión materna sobre el amamantamiento y actitudes hacia la crianza. Las madres deprimidas tienen más dificultad con el amamantamiento y manifiestan más incapacidad para percibir las necesidades, señales y problemas del bebé. Logran menor satisfacción y placer mutuo en el amamantamiento. El desarrollo emocional y cognoscitivo de los bebés se ve negativamente afectado, porque sus madres son poco responsivas a las señales de sus bebés, a través de afecto embotado o de retirada.

La sintomatología de la depresión posparto incluye llanto, desesperanza, sentimientos de inadecuacidad, ideas suicidas, tristeza, falta de apetito e interés, insomnio, hipersensibilidad, dependencia excesiva, ansiedad, y miedos irracionales sobre su salud o la de su bebé. Las causas son inciertas, pero resulta particularmente pertinente en nuestro medio ambiente, la importancia que tiene una experiencia negativa en el parto. Aquí tenemos otra razón por la que es imprescindible lograr cambios profundos en el manejo del parto. Tener un bebé a riesgo, prematuro, enfermo, o con impedimentos, puede desencadenar un episodio depresivo.

Todo el equipo de salud debe estar sensible a los signos sutiles y a los síntomas no específicos. “Me siento avasallada”, “Nada volverá a ser lo mismo”, “Me siento perdida y fuera de control”, deben ser señales que escuchemos y valoremos. Para el tratamiento farmacológico de la depresión posparto en la recomendamos lean el protocolo clínico #18 sobre el uso de antidepresivos durante la lactancia de la Academia de Medicina de la Lactancia Materna.   

Es cierto que la depresión, aún leve, puede representar riesgos  para la salud de la madre y su infante, y que no debe dejar de tratarse. Es importante ofrecer alternativas no-farmacológicas que pueden ser iguales o más efectivas que las farmacológicas tales como los ácidos grasos omega-3, la terapia de luz brillante,  el ejercicio, la psicoterapia y el apoyo social entre otros.

En cuanto al apoyo social  se ha encontrado que las mujeres con poco apoyo social tienen mayor probabilidad de estar deprimidas a las 16 semanas posparto. El apoyo social es crítico para las madres de recién nacidos, tanto para su salud física como mental. La falta de apoyo tiene consecuencias fisiológicas, incluyendo un aumento en la inflamación, el cual aumenta la vulnerabilidad de la mujer a la depresión. El apoyo debe incluir diferentes tipos tales como: educacional, emocional, instrumental o técnico y de afirmación. El apoyo basado en un cuidado comunitario puede incluir visitas al hogar, seguimiento telefónico, consejeras pares y  grupos de apoyo según la preferencia de la madre.

Es importante recalcar que el tratamiento de la depresión posparto requiere el tratamiento y el manejo de un profesional de la conducta. Los profesionales de la salud deben estar atentos a los signos y síntomas de las madres para determinar si éstas requieren de ayuda profesional especial.     

Ana M. Parrilla Rodríguez, MD, MPH, FABM, LCCE
José J. Gorrín Peralta, MD, MPH, FACOG, FABM

Referencias:
  • Beck, C.T., Driscoll, & J.W. (2006). Postpartum mood and anxiety disorders: a clinician’s guide. Sudbury, MA: Jones and Bartlett Publishers, Inc.
  • Cahudron, L.H, Giannandre, B.A, & The Academy of Breastfeeding Medicine Clinical Protocol Committee. (2008). ABM Clinical Protocol #18: Use of antidepressants in nursing mothers. Breastfeeding Medicine, 3, 44-52.
  • Kendall-Tackett, K.A. (2008) Clinics in Human Lactation – Non Pharmacological Treatments for  Depression in New Mothers.  Evidence-based support of Omega-3s,  Bright Light Therapy, Exercise, Social support, Psychotherapy, and St. John’s Wort. Amarillo, Tx.: Hale Publishing, L.P.
  • Kendall-Tackett, K.A. (2005). Depression in new mothers: causes, consequences, and treatment   alternatives. Binghamton, NY: Haworth Maltreatment and Trauma Press.
  • Kendall-Tackett, K.A. (2005) The hidden feelings of motherhood – Coping with mothering stress, depression, and burnout. (2nd Ed). Amarillo, Tx.: Pharmasoft Publishing, L.P.
  • Lawrence, R.A. & Lawrence, R.M. (2011). Breastfeeding: A Guide for the Medical Profession.  (7th. Ed.) St. Louis: CV Mosby Co.

2 comentarios:

Guzman Gonzalez dijo...

La depresión materna es un factor de riesgo para que sus hijos presenten síntomas psiquiátricos como ansiedad, problemas de conducta, depresión o consumo de drogas dependiendo de la edad de los hijos. Sin embargo, poco se sabe de la importancia que puede tener el tratamiento de la depresión de las madres en sus hijos. ¿Puede el tratamiento de las madres influir en la mejoría de los síntomas de los hijos?

Ana M. Parrilla Rodríguez, MD, MPH, FABM dijo...

El tratamiento en la madre y los resultados en los síntomas de sus hijos comprenden factores multícausales (genéticos, sociales, ect.). Atender a la madre con premura mejora sus síntomas y la ayuda a lidiar con su rol de la maternidad y crianza más efectivamente. Esto podría redundar en menos sítomas de problemas en los hijos e hijas.